Columnas
La sazón política de Xóchitl

Hace 13 años tuve la oportunidad de entrevistar a tres políticas mexicanas que prometían. Eran Alejandra Barrales (PRD), Mariana Gómez del Campo (PAN) y Xóchitl Gálvez (sin partido). Fue una plática diferente, pues la hice en la cocina de la casa dé Xóchitl (la misma donde hoy vive) y mientras ellas comenzaban a preparar sus platillos inicié la conversación preguntándoles cuál era la importancia de la comida en la política.
Acto seguido, Xóchitl Gálvez me contestó: “Uy, toda”. Mariana Gómez del Campo dijo: “para cualquier negociación, siempre es importante una buena comida”, y Alejandra Barrales complementó: “la comida y el disfrute de ésta, puede ser la enorme diferencia entre un acuerdo y un desacuerdo”.
Con la comida, ¿se cocinan los acuerdos?
Xóchitl: “Creo que en la comida y en la cama”, respondió con una gran carcajada.
Mariana: “Claro, barriga llena, corazón contento, y al estar de buenas, alcanzas acuerdos”.
Alejandra: “Cuando uno comparte la comida, se acerca a la otra persona y generas el ambiente propicio para obtener algún acuerdo”.
Así fue como comenzamos y a partir de ahorita les pondré toda la entrevista con Xóchitl, actual candidata del frente rumbo a las elecciones presidenciales del 2024.
Xóchitl, ¿ser melindroso para comer nos delata que así somos para todo?
Claro, pues alguien que come de todo es una persona sencilla con la que puedes dialogar y trabajar. Cuando escuchas que dicen “¡hay, esto no me gusta!”, rápido te das cuenta que será más difícil la negociación.
Si no conozco al personaje, me espero al postre para negociar, pero si es conocido, desde la entrada empiezas a gritar, ¿a poco no?
Xóchitl, desde tu punto de vista, ya que no perteneces a ningún partido, pero los conoces muy bien, ¿por la manera de comer, podrías diferenciarlos? De acuerdo con mi experiencia los del PRD son más universales, es decir, pueden ir desde un mercado pasando por una fonda, etcétera, los priistas son muy elitistas y los panistas son más tradicionales.
La nueva generación panista, como Mariana, sí pueblean y trabajan el voto. Lo veía con compañeros del gabinete, les invitaban un taco de escamoles o chinicuiles y tostadas salidas de comal y sufrían para comérselas.
¿Qué es lo que nunca cocinarías?
Rata.
¿Qué significa la cocina en casa de tus padres y en la tuya?
Mi niñez transcurrió alrededor del fogón, recuerdo que mi abuela y mi mamá hacían el café y las tortillas. En la cocina estaban las mujeres, pues los hombres sólo entraban para comer, y en mi pueblo las casas tenían dos cuartos, la cocina y la recámara. Casualmente, mi departamento es casi igual, pues usamos el comedor por la cantidad de gente que cena. Mi madre cocinaba impresionante, pues la comida hidalguense, aunque es poco conocida, es deliciosa y muy variada.
¿Usas los huevos para cocinar?
Yo tengo muchos.
De forma machista se decía que las mujeres sólo debíamos estar en la cocina y, en la actualidad, algunas tienen comidas de trabajo, ¿qué opinas?
Imagínate que en mi pueblo se decía que las mujeres sólo servían para el petate o el metate. Sí creo que hay una generación de mujeres que ha podido superar esta etapa, pero no todas. En mi casa, los deberes de la cocina los comparto con mi marido. Él lava los trastes porque sí cocina. Deja un desmadre. También me gusta ir a Balmoral porque Rafa, El Capi, le va al Cruz Azul, como yo. Entonces: lunes y martes, además de desayunar por trabajo, hablo de mi equipo; si son comidas con mis clientes, voy a la Hacienda de los Morales, y con políticos acudo al Estoril, pero si ando buscando a alguno, me voy al The Palm y seguro lo encuentro.
Te voy a decir unas palabras y qué es el primer alimento que se te viene a la cabeza:
- Amor
- Pastel
- México
- Pulque
- Tradición
- Habas
¿Qué ingredientes nunca faltan en tu cocina?
Tortillas y frijoles
¿Compartes tus recetas?
Mi secreto sobre la sazón es cocinar a fuego lento. La comida requiere tiempo. La cocina mexicana está llena de trucos que pasan de generación en generación.
¿Cómo estás cocinando tu futuro?
¡Ahora que dicen que no soy hidalguense porque vivo en la Ciudad (de México), pues igual y me lanzo por la jefatura del DF. No, ¡no es cierto! (nuevamente carcajadas de todos los presentes). Mi paso lógico sería ir al Senado.
¿Por qué partido?
Espero que por una alianza PAN-PRD a nivel nacional. La única manera, más allá de ganarle a Peña o al PRI, se tiene que construir un gobierno de coalición que permita la gobernabilidad. (…) Si gana el PAN, PRD o PRI el país va a seguir atorado en desacuerdos. En cambio, si eres capaz de construir un proyecto con la izquierda moderada y la derecha moderada, tendremos una transición democrática, pues en México logramos alternancia, pero no la democracia. De hecho, Manlio Fabio Beltrones habla de crear una ley que permita la gobernabilidad. El camino es ver en qué sí somos compatibles y, en lo que no, llegar a términos medios, como lo hice en Hidalgo.
Quiúboles. Lo cocinó MUY bien, pues hoy va por la Presidencia.
_________________________________
La columna se publicó originalmente en EjeCentral reproducida aquí con permiso de la autora.
Columnas
TENSIÓN EN POZA RICA

A S I E S !
Por Mario NORIEGA VILLANUEVA
Parece nada pero que Poza Rica está en tensión porque puede ser objeto de un nuevo fraude electoral, eso, mi quien lo dude y conforme a lo que se dice en Xalapa y concretamente en el Consejo Estatal del organismo público local electoral desde donde se dio la orden de posponer para el sábado 7 de este mes, los casos que se ven «difíciles», sin más ni más, solo están creando un conflicto social que hoy con un presunto fraude que se ventila, hizo pensar a la ciudadanía que esa fue una jugarreta esperando que el pueblo estalle, para tomar otro tipo de medidas e imponerse sobre la voluntad de una mayoría de votantes.
En verdad, deseamos y pedimos que no se vaya a provocar uns situación de gravedad, a lo que contrariamente se dio en el consejo municipal del OPLE desde los resultados preliminares y hasta la lectura final del total de la votación, con el triunfo al MC pero hubo por ahí «algo» que hizo anunciar otra cosa muy diferente a lo mandatado por los votantes que así como en tiempos del PRI, determinaron por sobre el voto mayoritario, se llevaran los paquetes electorales a , Xalapa, donde generalmente se tuercen los resultados para imponer a quien les ordenan «de arriba» que así se haga sin importarles las reacciones que una mala decisión puede causar, total a ellos no les importa nada que no sea salirse con la suya.
Esta vez sin embargo, el pueblo que decidió el domingo primero de este junio, a quien quiere para presidente municipal, se muestra muy molesto y decidido como nunca antes cuando lo tenían dominado y se hacía lo que sus enemigos quisieron.
Por eso la tensión puede estallar porque los votantes defenderán su sufragio, ante todo y es a lo que nadie que actúe con honradez, pudiera querer.
Sugerencias, criticas y comentarios; marionoriegav8@gmsil.com
Columnas
Trump pierde a jueces

Opinión de José Carreño Figueras | El Heraldo de México |
El debate en torno a jueces politizados, partisanos o ideologizados ocurre en todo el mundo, especialmente en México luego de la elección judicial del domingo, pero se da también en momentos en que se registra un creciente distanciamiento entre el presidente Donald Trump y el Poder Judicial en Estados Unidos.
La sorpresa no está en los choques de Trump con jueces liberales, sino sus cada vez más frecuentes choques con jueces conservadores, incluso muchos que él mismo nombró durante su primer mandato (2016-2020), y que siguen una doctrina literal de aplicación de la letra de la ley sin consideraciones políticas. En el papel Trump, parecería estar en una situación muy favorable: disfruta de una ventaja considerable en los tribunales federales, especialmente la Suprema Corte.
De aquellos, 1,700 en total, nombró ya a 234, pero de los nueve jueces supremos, seis son conservadores, incluso tres designados por él, y tres son considerados como liberales. Trump, sin embargo, parece convencido de que esa situación le permite manejarse con «manga ancha» y prescindir de la supervisión judicial o, simplemente, tener su acuerdo de antemano.
Pero no ha sido así. De acuerdo con Paul Collins, profesor de Estudios Legales y Políticos de la Universidad de Massachussetts-Armherst, «aunque pueda parecer extraño que los jueces nombrados por Trump estén fallando en su contra, en realidad no lo es tanto. En cambio, es un ejemplo de lo que sucede cuando un presidente se extralimita en su autoridad y adopta posturas legales que ni siquiera sus propios jueces designados pueden respaldar». De hecho, parece una conclusión compartida por analistas conservadores, no necesariamente pro-Trump.
Durante su primer régimen, Trump se apoyó en las recomendaciones de la Sociedad Federalista, un grupo de abogados de ideología conservadora, que presenta ahora como empeñada en adelantar por separado sus propias ambiciones y agenda en vez de las posiciones del gobierno.
Pero la agrupación fundada en 1982 ha sido definida como una agrupación «organizada más en torno a un enfoque judicial compartido que a lealtades personales» y renuente a la intimidación. «Es probable que los jueces simpatizantes de la Sociedad Federalista perciban el ataque de Trump como lo que realmente es: un rechazo a la idea de que incluso los jueces afines deberían poder frenarlo, y una promesa de no nombrar más que aduladores sin principios en el futuro», aseguró el analista Andrew Egger, de la publicación conservadora cibernética The Bulwark (El Baluarte).
Trump, sin embargo, ha tenido triunfos significativos, como el apoyo que el año pasado le dio la Suprema Corte al aprobar una redefinición del concepto de inmunidad presidencial que le permitió cubrirse legalmente y escapar a acusaciones sobre su presunta responsabilidad en el motín del seis de enero de 2021. Para Trump no es suficiente ahora que sus decisiones enfrenten rechazo judicial a decisiones sobre universidades, despidos del gobierno federal, deportaciones masivas y tácticas policiales de mano dura.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
Columnas
Mundial 2026. La magistral jugada estadounidense… y México de comparsa

Opinión de Eduardo Gaytán Mendieta | Expansión |
Exactamente dentro de un año el balón rodará en el Mundial de 2026. Una Copa del Mundo histórica, sí, pero no por las razones que en México nos quieren vender. Nos han repetido hasta el hartazgo que seremos la primera nación en organizar tres Mundiales. Lo que no dicen es que esta tercera vez seremos apenas un actor de reparto; no el protagonista, ni siquiera el antagonista. México aparece como comparsa de una jugada maestra de negocios, concebida y ejecutada con precisión quirúrgica por Estados Unidos.
La candidatura “United 2026” fue una estrategia brillante en la que el país de las barras y las estrellas no solo consiguió quedarse con el pastel, sino además hacer que México le ayudara a hornearlo. Y claro, de paso y con gusto compartir algunas migajas. Estados Unidos aprovechó la pasión futbolera de nuestro país, su peso simbólico ante la FIFA y su condición de puente cultural con América Latina para construir una candidatura irrefutable. ¿El resultado? 78 de los 104 partidos se jugarán en suelo estadounidense. Canadá, un país sin tradición futbolera, tendrá 13, y México, el único de los tres con fútbol en las venas, 13 también; dicho sea de paso, ninguno más allá de los octavos de final. Lo repito para que quede claro: ningún partido de cuartos, semifinales y mucho menos la final se jugará en México. La gran fiesta del fútbol pasará por nuestro territorio como un desfile de luces del que apenas veremos el reflejo. Ah, pero claro, tenemos la inauguración; premio de consolación. Realidad brutal para quienes aún creen que México “co-organiza” el Mundial. Esto suena bien en discursos políticos y spots promocionales, pero no resiste un análisis serio. No hay co-organización posible cuando uno pone los estadios, los aficionados y la pasión, y el otro se queda con los negocios, el calendario y la gloria. Estados Unidos no compartirá el Mundial: lo administrará. Cuando de negocio se trata, ellos mandan. Y el negocio es monumental. Con la expansión a 48 selecciones, el torneo pasará de 64 a 104 partidos, incrementando los ingresos por derechos televisivos, patrocinadores y venta de boletos de forma exponencial. Con la venta de entradas y derechos de transmisión generará más de 7,000 millones de dólares (2.5 veces el PIB de Belice), según estimaciones preliminares. El 75% de esos partidos, con su respectivo valor comercial, se jugarán en nuestro vecino país del norte; lo demás es utilería. Canadá y México son apenas escenografía, piezas necesarias para dar credibilidad a una propuesta que, sin ellos, habría sido (probablemente) rechazada por la FIFA ante las nuevas exigencias geopolíticas de inclusión regional. Y mientras que, ciudades como Nueva York o Los Ángeles se frotan las manos para cada una recibir una derrama cercana a los 500 millones de dólares, en México ya comenzaron las alertas, especialmente con el hospedaje. La Ciudad de México, que recibirá apenas cinco partidos, espera a cinco millones de visitantes; una cifra que rebasa por mucho la capacidad hotelera de 54,000 habitaciones disponibles, (de acuerdo con la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México). ¿Estamos preparados? ¿Tenemos la infraestructura, la movilidad, la seguridad, los servicios para responder a esa demanda? La respuesta, incómoda pero necesaria es: no. México tiene estadios, sí. Tres grandes sedes: el Estadio Azteca, (aún en remodelación y una prohibición de cambio de nombre por parte de la FIFA, por cierto), el BBVA en Monterrey y el Akron en Guadalajara, pero mostró muy poco músculo político y económico para influir en el diseño del torneo, y bajó la voz en la repartición de los partidos clave. No es un Mundial compartido. Es el Mundial estadounidense, con licencia simbólica para que México presuma ser “triple sede histórica”. El resto es marketing. La narrativa triunfalista que desde ya promueven autoridades y medios de comunicación es, en el mejor de los casos, ingenua; en el peor, cínica. Nos vendieron una fiesta que no organizamos. Nos prestaron una etiqueta que no nos pertenece. Y ahora, nos piden que celebremos como si verdaderamente fuéramos protagonistas.
México debe aspirar a mucho más. Si íbamos a compartir la Copa, debimos negociar en serio. Elevar considerablemente el número de partidos, exigir ronda de cuartos y semifinales, garantizar beneficios comerciales tangibles, asegurarnos una porción real del control organizativo. No se hizo. Y hoy, a 12 meses del silbatazo inicial, solo queda la parafernalia. El Mundial de 2026 será un éxito…para Estados Unidos que entendió perfectamente el valor comercial del futbol, y que supo usar a México como palanca emocional para acceder a él. A nosotros nos toca mirar, aplaudir… y pagar la cuenta. El futbol es negocio. Y en este negocio nos tocó ser extras. ______ Nota del editor: Eduardo Gaytán Mendieta (X: @legaytane) es un comunicólogo y estratega en medios de comunicación, CEO y fundador de la agencia E3 Media. Ha colaborado en diversos medios de comunicación como Imagen Televisión, Televisión Mexiquense y el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
-
Nacionaleshace 1 año
Emboscan a policía estatal de Michoacán hay 27 policías muertos
-
Estataleshace 1 año
Linchan a sicario por muchedumbre en Martínez de la Torre
-
Columnashace 1 año
Reparto de “hueso” fractura al frente opositor
-
Estataleshace 2 años
MUERE PETROLERO TRAS SER BALEADO EN POZA RICA
-
Columnashace 1 año
Las Candidaturas: Voluntad política