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Los capos gringos y la hipocresía de Estados Unidos

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México pone los muertos y paga una altísima cuota de sangre, en tanto que Estados Unidos permite que fluya permanentemente el tráfico de armas hacia nuestro país, con las que se equipan los cárteles del narcotráfico, que nutren la insaciable demanda de drogas de los consumidores estadounidenses.

Un día sí y otro también, el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, y destacadas figuras de la más pedestre y agresiva ultraderecha de nuestros vecinos del norte, amenazan a los migrantes mexicanos, los estigmatizan y los convierten en la figura diabólica que vulnera sus fronteras para llevar las drogas que con singular voracidad consumen sus adictos. Y todos los días advierten que cuando Donald Trump vuelva a la presidencia, en enero del 2025, cerrará la frontera con México y llevarán a cabo operativos para bombardear con drones las guaridas de los terroristas cárteles traficantes de drogas que envenenan a los ciudadanos de su país.

Sin embargo, en una reiterada muestra de la más supina hipocresía, poco hablan las autoridades estadounidenses de llevar a cabo campañas que informen y disuadan a sus ciudadanos, particularmente jóvenes, del consumo del veneno que inevitablemente mata sus cerebros y sus maltrechos cuerpos. Y mucho menos escuchamos que en su propio territorio los gobiernos estadounidenses, estatales y federal, combatan con la misma ferocidad con las que agreden a México, a los cárteles o a las cadenas delictivas que distribuyen la droga hasta en los más recónditos lugares de los Estados Unidos.

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Del Río Bravo para abajo proliferan las organizaciones criminales y corruptas que trafican con las drogas; pero de aquel lado de la frontera, las mortificadas y candorosas almas de los presuntos guardianes de la seguridad y el orden, no encuentran ni observan maldad o complicidades que permitan la generalizada distribución del veneno que deja millones de dólares en utilidades y beneficios, para quienes son partícipes de las complicidades que permiten la expansión del mal.

La misma lista de los diez criminales más buscados por la Agencia Antidrogas Estadounidense, la tristemente célebre DEA, por sus siglas en inglés, refleja la hipocresía con la que el gobierno de Estados Unidos clasifica a los emisarios del mal que encabezan la diabólica cruzada que atenta contra la salud y la vida de millones de estadounidenses.

En la lista de los diez criminales más buscados por la DEA están dos ciudadanos de la República Popular China: Chuen Yip, por quien se ofrece una recompensa de 5 millones de dólares, y Kun Jian, por cuya captura se pagaría hasta un millón de dólares, los dos acusados de conspiración para importar fentanilo, tráfico de fentanilo y conspiración para lavado de dinero.

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También aparece en esta lista el hondureño Yulian Andony Archaga Carias, por quien se ofrece una recompensa de 5 millones de dólares y a quien se busca por importación de cocaína; conspiración para extorsionar, así como de conspiración para poseer ametralladoras.

Después aparece seis integrantes del Cártel de Sinaloa, que es liderado por Iván Archivaldo Guzmán Salazar, por quien se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares. De este mismo grupo delictivo se incluye a Oscar Noe Medina Gonzalez, Carlos Omar Félix Gutiérrez, Silvano Francisco Mariano, Liborio Núñez Aguirre y Alan Gabriel Núñez Herrera. Por Medina González se ofrece una recompensa de cuatro millones de dólares y por cada uno de los cuatro restantes, un millón de dólares. A todos se les acusa de pertenecer a una empresa criminal, de conspiración para importar fentanilo, de conspiración para tráfico de fentanilo, de conspiración para poseer ametralladoras y dispositivos destructivos, además de conspiración para lavado de dinero.

Y el séptimo mexicano incluido entre los diez criminales más buscados por la DEA es Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación, por quien se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares y a quien se acusa de encabezar una de las organizaciones delictivas más poderosas y peligrosas del mundo, así como de posesión, fabricación y distribución de sustancias controladas.

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Como usted puede ver, en la lista no hay ningún capo gringo del narcotráfico, pues al pasar la frontera, las drogas se purifican y son distribuidas por organizaciones etéreas que no han sido tocadas por la maldad, la violencia y la corrupción de los perversos cárteles latinoamericanos y orientales. Como también son etéreas e intocables las redes de traficantes de armas que lubrican el baño de sangre en nuestro país.

Pero mientras el combate de las organizaciones delictivas nativas no es un asunto que requiera la atención del gobierno estadounidense, en lo que va del sexenio, las autoridades mexicanas han asegurado 48 mil 965 armas de fuego que ingresaron de manera ilegal al país. Los datos más recientes (al 5 de marzo del 2024) revelan además que se han decomisado 199 mil 921 cargadores, 3 mil 245 granadas y más de 19 millones de cartuchos, según publicó el periódico capitalino La Jornada el pasado 30 de marzo del 2024. De ese enorme volúmen de armas introducidas de manera ilegal a México, el 75 por ciento provienen de contrabando desde Estados Unidos, y la mitad de ese porcentaje ingresan directamente desde Texas.

Es imposible imaginar que la distribución de drogas sea tan eficaz en Estados Unidos sin la colaboración de organizaciones delictivas locales. Lo que ha derivado en que por lo menos 107 mil 500 personas murieran en Estados Unidos por sobredosis en 2023, según datos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidense. El fentanilo ha impulsado la última oleada de muertes por sobredosis y los opioides sintéticos estuvieron vinculados a casi el 70 por ciento de las muertes por sobredosis en Estados Unidos durante 2023, publicó en su plataforma digital la cadena estadounidense de noticias CNN, el pasado 15 mayo del 2024.

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La captura o rendición de los capos sinaloenses Ismael Mario Zambada García, alias “El Mayo” y de Joaquín Guzmán López, de la cofradía de “Los Chapitos”, el pasado jueves 25 de julio del 2024, será sólo un argumento más para reforzar la demagogia en la campaña electoral por la presidencia de los Estados unidos, entre el iracundo Donald Trump y la emergente Kamala Harris. Cada quien utilizará en su provecho la captura de estos dos delincuentes, según conveniencia y circunstancia.

Sin embargo, México sigue pagando una altísima cuota de violencia, dolor y sangre, mientras las venas de Estados Unidos se siguen llenando de drogas que se distribuyen por todos los rincones del vecino país, en el que existe una enorme telaraña de vasos comunicantes que para las autoridades estadounidense no representan un peligro real, porque para ellos la verdadera amenaza está más allá del Río Bravo, integrada por una legión del mal en la que incluyen a mexicanos, colombianos, centroamericanos y sudamericanos. Pero los cárteles gringos de la droga, como tales, no existen en el imaginario paraíso que se lubrica con la hipocresía de quienes con singular racismo y repugnancia ven, con marcado desprecio, hacia el sur.

 

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Yunes: el colmilludo que juega con todos

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Opinión de Sofía García | El Heraldo de México |

Como era de esperarse, Miguel Ángel Yunes Márquez no se quedó quieto. Aunque se dice independiente —porque no le quedó otra— opera para varios, en privado, sin importar los colores, y es sabido que no son de fiar, por lo que Morena no puede confiarse. El senador veracruzano ha sostenido reuniones con panistas locales para asegurarles su respaldo en algunos municipios, mientras mantiene canales abiertos con el partido guinda. Tiene un pie en cada lado del río. Colmillo político, le llaman. O conveniencia descarada.

Pero ese juego doble no ha salido gratis. En Veracruz, el chapulineo ha hecho más ruido que las propuestas. En Xalapa, la oposición se desfondó antes de empezar: el PAN y PRI postularon candidatos que, según su propia militancia, no tienen con qué dar la pelea. Maribel Ramírez Topete, exdiputada de Movimiento Ciudadano, es reconocida como buen perfil, pero sin estructura. Y Silvio Lagos, ex diputado federal y notario, arrastra el lastre de su pasado con sus cercanos Fidel Herrera y Javier Duarte.

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En el puerto, Morena apuesta a quitarle el bastión al PAN. Pero el apoyo tácito de Yunes a la 4T fracturó al panismo, abrió grietas internas y dejó a muchos sin brújula. En medio del reacomodo, quien más fuerza ha ganado es la propia gobernadora Rocío Nahle. Tras celebrar el fracaso de Yunes de sumarse oficialmente a Morena, Nahle ha movido sus fichas y colocado a perfiles cercanos en plazas clave. En Boca del Río, impuso a Bertha Ahued, quien además del respaldo del aparato estatal, carga con el apellido de Ricardo Ahued Bardahuil, actual secretario de Gobierno.

El PAN todavía podría retener Boca del Río, pero ya no será un paseo. Morena empieza a hacerles ruido, en un municipio donde antes ni pintaban.

Y mientras la lucha local se tensa, a nivel federal Rocío Nahle enfrenta otro frente: el desastre de Dos Bocas. La refinería estrella del sexenio pasado sigue sin refinar. Tres años después de su “inauguración”, apenas alcanza 48 mil barriles diarios, lejos de los 340 mil prometidos. Y para llegar a esa meta, aún necesita una inversión extra de mil millones de dólares para infraestructura que, en su momento, nadie contempló.

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Incluso la presidenta Claudia Sheinbaum pidió, desde finales del año pasado, auditar, acelerar pagos a proveedores y frenar el despilfarro. La obra, que debía costar 8 mil millones de dólares, ya supera los 20 mil millones. Y el costo político apenas comienza.

FISCALÍA DE SLP AMENAZA A MADRES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA VICARIA

En San Luis Potosí, la Fiscalía no solo ha sido omisa frente a casos de violencia vicaria, también ha amenazado e intimidado a las madres que buscan justicia. Sí, a quienes tienen la custodia legal de sus hijos y que aun así han tenido que salir a las calles porque sus hijos fueron sustraídos por sus exparejas.

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Mujeres marcharon en la capital potosina

para exigir el regreso de sus hijos, quienes fueron arrebatados sin que la autoridad actúe. La respuesta de la

 Fiscalía General del Estado de SLP,

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de acuerdo con las víctimas, ha sido con

evasivas legales y, lo más grave, amenazas.

Uno de los casos más recientes es el de

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Ian Yael Escobedo Juárez,

de diez años, sustraído por su padre el 21 de marzo. Su madre,

Daniela Martínez

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, permitió que conviviera con él. No volvió a saber nada de él. La Fiscalía emitió una ficha de búsqueda, sí, pero ha sido incapaz de recuperarlo. Otro, es el caso de

Alanna Sofía Ortiz Guerrero

, de cinco años, quien también fue sustraída el 12 de febrero. La madre y la abuela saben dónde está, lo han denunciado. En plena protesta, con presencia de colectivas y medios, funcionarios de la

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FGJESLP ofrecieron diálogo a puerta cerrada

, desde adentro se menciona que la fiscal

María Manuela García Cázares

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minimiza porque tiene otras prioridades. “Es un problema familiar”, dijo ante la prensa. No. No es un asunto privado.

Es un delito. Tal vez la fiscal no lo sepa.

Nos vemos a las 8 por el 8  POR SOFÍA GARCÍA

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COLABORADORA

@SofiGarciaMX

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La impunidad mexicana

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Opinión de Gustavo Rentería | El Heraldo de México |

La corrupción es un mal que aqueja a prácticamente todas las naciones. El manejo de multimillonarios recursos públicos le ofrece fácilmente a los encumbrados en el poder a quedarse con porcentajes de todo ese dinero utilizado. No estamos diciendo que esté bien, pero la mayoría de los que buscan altas posiciones, no es para trabajar por los demás, no nos chupemos el dedo a estas alturas. Claro, hay honrosas excepciones en todo el orbe.

El verdadero problema es la maldita impunidad. Es decir, quien la hace, aquí no la paga. Un buen ejemplo es el caso Odebrecht. Latinoamérica reaccionó rápidamente y México sigue navegando en la impunidad. Esta región del planeta investigó y castigó; pero aquí, se protegió y nadie pagó los platos rotos.

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Luiz Inácio Lula da Silva (presidente de Brasil) fue condenado en 2017 por recibir dinero en efectivo de funcionarios de la empresa. Se habla de 4 millones de dólares. Su condena fue anulada, pero tuvo que regresar el dinero.

Alejandro Toledo (presidente de Perú) fue condenado, en 2024, a 20 años de prisión por recibir 35 millones de dólares. A cambio, dio concesiones para construir y operar carreteras.

Pedro Pablo Kuczynski (presidente de Perú) vive en arresto domiciliario -por su edad- por lavado de activos para la empresa brasileña.

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Alan García (presidente de Perú) ya fallecido, también recibió sobornos para que Odebrecht construyera el metro de Lima. Se suicidó en abril de 2019, cuando la policía llegó a detenerlo.

Keiko Fujimori (candidata presidencial de Perú) lavó activos y vive en prisión preventiva por recibir 1.2 millones de dólares de la empresa.

Jorge Glas (vicepresidente de Ecuador) 

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fue condenado en 2017 a seis años de prisión. Fue liberado en 2022.

Juan Manuel Santos (presidente de Colombia)

fue acusado por recibir sobornos de la empresa; fue absuelto por falta de pruebas, pero todos los señalan como culpable.

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Ricardo Martinelli (presidente de Panamá)

lavó activos por 6 millones de dólares, a cambio de ofrecer a Odebrecht el metro de la ciudad.

Mauricio Funes (presidente de El Salvador) 

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huyó a Nicaragua acusado de enriquecimiento ilícito gracias a la empresa.

Otto Pérez Molina (presidente de Guatemala)

financió su campaña con 32 millones que llegaron en un avión desde São Paulo. Y

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Ollanta Humala (presidente de Perú)

fue condenado ayer a 15 años de prisión, junto con su esposa, por recibir 3 millones de dólares para financiar su campaña. Aquí en nuestro país,

Emilio Lozoya es el único menso señalado. No quiere abrir la boca.

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¿Ya está claro que en México impera la impunidad?

COLOFÓN:

*Fui testigo del

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Zócalo Ciudadano

#24. La Jefa de Gobierno,

Clara Brugada

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, el Secretario de Gobierno,

César Cravioto

, y prácticamente todo el Gabinete,

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atienden directamente a quien se acerque.

*Hasta el domingo 27 en la CDMX hay un

gran despliegue de seguridad con motivo de la Semana Santa.

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*Casi

15 mil elementos, con 268 vehículos, 40 motos, cinco grúas, 22 ambulancias, y un helicóptero

protegiendo a los turistas.  POR GUSTAVO RENTERÍA

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COLABORADOR

GUSTAVO@GUSARTELECOM.COM.MX            X: @GUSTAVORENTERIA

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La amenaza armada

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Opinión de Mauricio Merino | El Universal |

Me gustaría escribir que no existe la más mínima posibilidad de que el gobierno de los Estados Unidos tenga una incursión militar en México, pero no sería verdad. De hecho, ha sucedido varias veces. No me refiero a la guerra y la invasión de 1846 que terminó, un tristísimo 2 de febrero de 1848, con la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano; ni a la llamada “expedición punitiva” organizada para castigar la incursión de Pancho Villa a Columbus, Nuevo México, en 1916.

No. Hablo de intervenciones mucho más recientes, como la del secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, que desató la guerra entre bandas enfrentadas que ha bañado de sangre y de zozobra a Sinaloa. No hace mucho, supimos de la operación llamada “rápido y furioso” que distribuyó armas entre organizaciones criminales para rastrear sus usos y destinos y acabó perdiéndoles el rastro y expandiendo la violencia en territorio mexicano. Hoy sabemos que hay drones militares volando sobre México, pero no sabemos para qué ni tampoco qué secuelas vendrán tras ellos.

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Los Estados Unidos siempre han tenido un doble rasero moral para juzgar lo que toleran en su territorio y lo que hacen fuera de él. De hecho, ha sido la única democracia del mundo que ha combatido a otros regímenes igualmente democráticos para hacer prevalecer sus intereses. Ahora que estamos recordando a Eduardo Galeano a diez años de su muerte, bastaría volver a leer Las Venas Abiertas de América Latina para constatar que esas intervenciones americanas (¿antiamericanas?) han sucedido una y otra vez a lo largo de nuestro continente. La democracia más poderosa del planeta ha preferido convivir con dictaduras más o menos sometidas que negociar con otras democracias consolidadas.

Por otra parte, el presidente Donald Trump ha mostrado que es un ludópata del poder y la política. Su afición por los casinos es una metáfora de su forma de entender el mundo: para él, todo es un juego que gana quien apuesta con más fuerza y convicción porque sabe esgrimir sus “leverage” (su influencia, sus palancas, su poder). Hasta ahora, sus fichas se han ceñido al tablero de los aranceles. Pero ya anticipó hasta dónde estaría dispuesto a llegar al designar a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas internacionales y revelar, con desparpajo, que la Casa Blanca no ha descartado ninguna opción para enfrentar a esas organizaciones a quienes se culpa del tráfico de fentanilo.

Si el presidente Trump decidiera intervenir con armas para detener a algunos capos de los cárteles o para destruir laboratorios, casas de seguridad o campos de adiestramiento en territorio mexicano, pondría al gobierno de Claudia Sheinbaum entre la espada y la pared y nos llevaría, como país y como región, a una situación apenas comparable con las que vivimos en el Siglo XIX. La tecnología de esa intervención violenta sería distinta, pero la motivación y la reacción serían las mismas. En materia de poder, casi nada ha cambiado.

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De ahí que, aunque una decisión de esa magnitud fuese aplaudida por la mayoría en los Estados Unidos, no tengo ninguna duda de que en México sería reprobada de manera casi unánime. De suceder, renacería el nacionalismo de bandera, tequila y canto; y los cárteles, cuya fama pública se ha ido arraigando tanto como sus redes y tentáculos (véase nomás el éxito de los corridos tumbados), podrían acabar convertidos en héroes patrios para el imaginario popular. Y si Trump quisiera insistir en que esa intervención habría respondido a la complicidad entre el gobierno mexicano y las organizaciones criminales, las consecuencias serían funestas.

No es imposible que eso suceda ni que los esfuerzos diplomáticos de México para lidiar con el ludópata sean traicionados. Pero en ese juego, todos acabaríamos perdiendo.

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