Columnas
La liberación del mata amigos

Opinión de Jorge Fernández Menéndez / Debate /
Los narcotraficantes que se usaron para acusar a Genaro García Luna, son, todos, criminales confesos que habían sido detenidos en México, muchos por el propio García Luna y enviados a Estados Unidos.
Allí llegaron a acuerdos con las autoridades y en lugar de estar en prisión, muchos ya están libres. Uno de los más violentos y peligrosos criminales que ha extraditado México a Estados Unidos es Osiel Cárdenas, el mata amigos, quien fue el jefe del cártel del Golfo, el creador de los Zetas y quien fue el responsable de que se detonara la guerra entre cárteles que disparó la violencia desde el gobierno de Vicente Fox hasta hoy, una violencia que ha aumentado geométricamente en esta administración.
Uno de los principales políticos que permitieron el crecimiento y consolidación de Osiel Cárdenas, era Tomás Yarrington, entonces gobernador de Tamaulipas, quien también luego de estar prófugo, fue detenido en Italia, pasó por México y fue enviado a Estados Unidos.
Los dos, Osiel Cárdenas y Yarrington, terminaron teniendo condenas leves, notablemente cortas en el caso de Cárdenas en comparación con los delitos de los que se les acusaba. Y los dos fueron puestos en libertad en estos días, incluso antes de que esas cortas condenas concluyeran.
Osiel sigue siendo un hombre relativamente joven, 57 años, y en Estados Unidos luego de que obtuvo un acuerdo y de un pago de varios millones de dólares, cumplió su condena en un reclusorio de mediana seguridad. Hoy, libre, y cuando el cártel que controlaba está dividido en por lo menos cuatro poderosas fracciones no dudo que, como hizo en su momento Caro Quintero, quiera reconstruir a los suyos.
Osiel siempre tuvo un férreo control del cártel del Golfo. Hace 20 años, imagínese usted, escribíamos aquí que “para poder mantener el control un capo detenido como Osiel requiere de recursos, de eficientes sistemas de comunicaciones y, sobre todo, demostrar la capacidad de operar y particularmente de intimidar o ejecutar las venganzas. El temor, que se confunde con respeto, es básico en este sentido. Y eso es lo que está tratando de hacer, y hasta ahora lo ha logrado, un narcotraficante tan importante como Osiel Cárdenas”, entonces detenido en Almoloya.
Para esa fecha, en una casa operativa en Metepec que servía de enlace con Osiel en Almoloya se encontraron documentos con la puntualización detallada de los movimientos que tenía que realizar su gente. Por ejemplo, en uno de los textos (se respeta la ortografía y sintaxis originales) escrito por el propio Osiel con instrucciones para su gente les decía: «1) construir una guardería tipo Jungle Gym afuera de Almoloya; 2) médico para todos los internos de la misma empresa (el mismo cártel) según sus necesidades del interno, como ejem: ceralin (no se entiende la letra), pharmaton u otro tipo de medicamento que urge los que están mal; 3) buscar un ex militar abogado y contratarlo en el buffet como licenciado pero no tener contacto con los internos, únicamente jurídico y escritos». Y agrega una reflexión: «la gente inteligente habla de ideas, la gente común habla de cosas, la gente mediocre habla de la gente». Luego continúa: «4) conseguir todos los libros, manuales, leyes, derechos humanos, servicios militares y sacarles copias como prueba documentar que obren en altos no se pierde nada, al contrario sirve para atraer con sus mismas leyes «P30″ legislación militar, etc. La mayoría de todos fuimos detenidos por militares; 5) solicitar los folletos de derechos humanos internacional; 6) solicitar los trípticos de derechos humanos en México; 7) reglamento nuevo del Cereso, diario oficial de la federación 15 de enero del 2004».
Este texto de Osiel Cárdenas es muy interesante porque, además de no estar en clave, muestra con claridad una parte de la estrategia que estaba siguiendo en Almoloya: construir una guardería para los hijos de los detenidos en las afueras del penal, otorgar médico a todos los de la «empresa» o sea los aliados o miembros del grupo (antes Osiel había conseguido abogados para todos los de la «empresa») y es muy interesante cómo propone buscar a un militar abogado para incorporarlo al buffet de defensores, explicando que éste no se debe mezclar con los internos. Lo mismo sucede con la estrategia de buscar una defensa de derechos humanos, incluyendo la justicia militar porque «la mayoría fuimos detenidos por militares». Finalmente, la reflexión última, aunque parezca de libro de superación personal, muestra que Cárdenas es algo más que un narcotraficante que abusa de la violencia.
Pero otro documento encontrado en Metepec es mucho más crudo y parece escrito, también por Cárdenas. Dice: «recados pendientes: 1.- que le digas a 14 que la gente que hande en Laredo si es gente del Chapo o Arturo Beltrán que le den piso (o sea que los maten). 2.- que le digas a 14 que le cobre a papa lo de TXArturo (aparentemente el jefe de la banda de los Texas) porque ya es mucho tiempo. 3.- que le digas al conta que mande 100 mil dólar para el vecino 1 Benja (¿Benjamín Arellano Félix?). 3.- Pablo habla con el sr. de la casa de Mcallen para que se apure con los papeles. 5.- hablar con la sr Celia que los quiere mucho y que le echen muchas ganas. 6.- hablar con el cuñado para a ver qué pasó con eso que no llego que yo les entregue».
Por cierto, no faltaron las venganzas: su gente, dentro de Almoloya participó en el asesinato de Arturo Guzmán Loera, el Pollo, hermano del Chapo.
Poco después, como consecuencia de la información descubierta en Metepec, se descubrió otra casa de otra célula de Osiel en Lomas de Virreyes en la ciudad de México. Allí lo interesante fue descubrir cómo se financiaba toda esta operación: en la casa, además de encontrarse dos millones de dólares en efectivo, se descubrió (además de mucha documentación relacionada con La Palma y el propio grupo de Cárdenas) un laboratorio para procesar cocaína, dedicado sobre todo, a producir esa droga para la venta local, para la zona urbana de la ciudad de México y así financiar toda la operación en torno a Almoloya, incluyendo los pagos de abogados, desplegados y obviamente de conciencias y protección dentro y fuera del penal.
Así se movía en prisión, en México, así controlaba las cosas, Osiel Cárdenas hace 20 años, antes de ser extraditado a Estados Unidos. No dudo que en una cárcel de mediana o baja seguridad lo haya seguido haciendo, de una u otra forma, en Estados Unidos. Ahora está, prematuramente, en libertad.
Columnas
Yunes: el colmilludo que juega con todos

Opinión de Sofía García | El Heraldo de México |
Como era de esperarse, Miguel Ángel Yunes Márquez no se quedó quieto. Aunque se dice independiente —porque no le quedó otra— opera para varios, en privado, sin importar los colores, y es sabido que no son de fiar, por lo que Morena no puede confiarse. El senador veracruzano ha sostenido reuniones con panistas locales para asegurarles su respaldo en algunos municipios, mientras mantiene canales abiertos con el partido guinda. Tiene un pie en cada lado del río. Colmillo político, le llaman. O conveniencia descarada.
Pero ese juego doble no ha salido gratis. En Veracruz, el chapulineo ha hecho más ruido que las propuestas. En Xalapa, la oposición se desfondó antes de empezar: el PAN y PRI postularon candidatos que, según su propia militancia, no tienen con qué dar la pelea. Maribel Ramírez Topete, exdiputada de Movimiento Ciudadano, es reconocida como buen perfil, pero sin estructura. Y Silvio Lagos, ex diputado federal y notario, arrastra el lastre de su pasado con sus cercanos Fidel Herrera y Javier Duarte.
En el puerto, Morena apuesta a quitarle el bastión al PAN. Pero el apoyo tácito de Yunes a la 4T fracturó al panismo, abrió grietas internas y dejó a muchos sin brújula. En medio del reacomodo, quien más fuerza ha ganado es la propia gobernadora Rocío Nahle. Tras celebrar el fracaso de Yunes de sumarse oficialmente a Morena, Nahle ha movido sus fichas y colocado a perfiles cercanos en plazas clave. En Boca del Río, impuso a Bertha Ahued, quien además del respaldo del aparato estatal, carga con el apellido de Ricardo Ahued Bardahuil, actual secretario de Gobierno.
El PAN todavía podría retener Boca del Río, pero ya no será un paseo. Morena empieza a hacerles ruido, en un municipio donde antes ni pintaban.
Y mientras la lucha local se tensa, a nivel federal Rocío Nahle enfrenta otro frente: el desastre de Dos Bocas. La refinería estrella del sexenio pasado sigue sin refinar. Tres años después de su “inauguración”, apenas alcanza 48 mil barriles diarios, lejos de los 340 mil prometidos. Y para llegar a esa meta, aún necesita una inversión extra de mil millones de dólares para infraestructura que, en su momento, nadie contempló.
Incluso la presidenta Claudia Sheinbaum pidió, desde finales del año pasado, auditar, acelerar pagos a proveedores y frenar el despilfarro. La obra, que debía costar 8 mil millones de dólares, ya supera los 20 mil millones. Y el costo político apenas comienza.
FISCALÍA DE SLP AMENAZA A MADRES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA VICARIA
En San Luis Potosí, la Fiscalía no solo ha sido omisa frente a casos de violencia vicaria, también ha amenazado e intimidado a las madres que buscan justicia. Sí, a quienes tienen la custodia legal de sus hijos y que aun así han tenido que salir a las calles porque sus hijos fueron sustraídos por sus exparejas.
Mujeres marcharon en la capital potosina
para exigir el regreso de sus hijos, quienes fueron arrebatados sin que la autoridad actúe. La respuesta de la
Fiscalía General del Estado de SLP,
de acuerdo con las víctimas, ha sido con
evasivas legales y, lo más grave, amenazas.
Uno de los casos más recientes es el de
Ian Yael Escobedo Juárez,
de diez años, sustraído por su padre el 21 de marzo. Su madre,
Daniela Martínez
, permitió que conviviera con él. No volvió a saber nada de él. La Fiscalía emitió una ficha de búsqueda, sí, pero ha sido incapaz de recuperarlo. Otro, es el caso de
Alanna Sofía Ortiz Guerrero
, de cinco años, quien también fue sustraída el 12 de febrero. La madre y la abuela saben dónde está, lo han denunciado. En plena protesta, con presencia de colectivas y medios, funcionarios de la
FGJESLP ofrecieron diálogo a puerta cerrada
, desde adentro se menciona que la fiscal
María Manuela García Cázares
minimiza porque tiene otras prioridades. “Es un problema familiar”, dijo ante la prensa. No. No es un asunto privado.
Es un delito. Tal vez la fiscal no lo sepa.
Nos vemos a las 8 por el 8 POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SofiGarciaMX
Columnas
La impunidad mexicana

Opinión de Gustavo Rentería | El Heraldo de México |
La corrupción es un mal que aqueja a prácticamente todas las naciones. El manejo de multimillonarios recursos públicos le ofrece fácilmente a los encumbrados en el poder a quedarse con porcentajes de todo ese dinero utilizado. No estamos diciendo que esté bien, pero la mayoría de los que buscan altas posiciones, no es para trabajar por los demás, no nos chupemos el dedo a estas alturas. Claro, hay honrosas excepciones en todo el orbe.
El verdadero problema es la maldita impunidad. Es decir, quien la hace, aquí no la paga. Un buen ejemplo es el caso Odebrecht. Latinoamérica reaccionó rápidamente y México sigue navegando en la impunidad. Esta región del planeta investigó y castigó; pero aquí, se protegió y nadie pagó los platos rotos.
Luiz Inácio Lula da Silva (presidente de Brasil) fue condenado en 2017 por recibir dinero en efectivo de funcionarios de la empresa. Se habla de 4 millones de dólares. Su condena fue anulada, pero tuvo que regresar el dinero.
Alejandro Toledo (presidente de Perú) fue condenado, en 2024, a 20 años de prisión por recibir 35 millones de dólares. A cambio, dio concesiones para construir y operar carreteras.
Pedro Pablo Kuczynski (presidente de Perú) vive en arresto domiciliario -por su edad- por lavado de activos para la empresa brasileña.
Alan García (presidente de Perú) ya fallecido, también recibió sobornos para que Odebrecht construyera el metro de Lima. Se suicidó en abril de 2019, cuando la policía llegó a detenerlo.
Keiko Fujimori (candidata presidencial de Perú) lavó activos y vive en prisión preventiva por recibir 1.2 millones de dólares de la empresa.
Jorge Glas (vicepresidente de Ecuador)
fue condenado en 2017 a seis años de prisión. Fue liberado en 2022.
Juan Manuel Santos (presidente de Colombia)
fue acusado por recibir sobornos de la empresa; fue absuelto por falta de pruebas, pero todos los señalan como culpable.
Ricardo Martinelli (presidente de Panamá)
lavó activos por 6 millones de dólares, a cambio de ofrecer a Odebrecht el metro de la ciudad.
Mauricio Funes (presidente de El Salvador)
huyó a Nicaragua acusado de enriquecimiento ilícito gracias a la empresa.
Otto Pérez Molina (presidente de Guatemala)
financió su campaña con 32 millones que llegaron en un avión desde São Paulo. Y
Ollanta Humala (presidente de Perú)
fue condenado ayer a 15 años de prisión, junto con su esposa, por recibir 3 millones de dólares para financiar su campaña. Aquí en nuestro país,
Emilio Lozoya es el único menso señalado. No quiere abrir la boca.
¿Ya está claro que en México impera la impunidad?
COLOFÓN:
*Fui testigo del
Zócalo Ciudadano
#24. La Jefa de Gobierno,
Clara Brugada
, el Secretario de Gobierno,
César Cravioto
, y prácticamente todo el Gabinete,
atienden directamente a quien se acerque.
*Hasta el domingo 27 en la CDMX hay un
gran despliegue de seguridad con motivo de la Semana Santa.
*Casi
15 mil elementos, con 268 vehículos, 40 motos, cinco grúas, 22 ambulancias, y un helicóptero
protegiendo a los turistas. POR GUSTAVO RENTERÍA
COLABORADOR
GUSTAVO@GUSARTELECOM.COM.MX X: @GUSTAVORENTERIA
Columnas
La amenaza armada

Opinión de Mauricio Merino | El Universal |
Me gustaría escribir que no existe la más mínima posibilidad de que el gobierno de los Estados Unidos tenga una incursión militar en México, pero no sería verdad. De hecho, ha sucedido varias veces. No me refiero a la guerra y la invasión de 1846 que terminó, un tristísimo 2 de febrero de 1848, con la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano; ni a la llamada “expedición punitiva” organizada para castigar la incursión de Pancho Villa a Columbus, Nuevo México, en 1916.
No. Hablo de intervenciones mucho más recientes, como la del secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, que desató la guerra entre bandas enfrentadas que ha bañado de sangre y de zozobra a Sinaloa. No hace mucho, supimos de la operación llamada “rápido y furioso” que distribuyó armas entre organizaciones criminales para rastrear sus usos y destinos y acabó perdiéndoles el rastro y expandiendo la violencia en territorio mexicano. Hoy sabemos que hay drones militares volando sobre México, pero no sabemos para qué ni tampoco qué secuelas vendrán tras ellos.
Los Estados Unidos siempre han tenido un doble rasero moral para juzgar lo que toleran en su territorio y lo que hacen fuera de él. De hecho, ha sido la única democracia del mundo que ha combatido a otros regímenes igualmente democráticos para hacer prevalecer sus intereses. Ahora que estamos recordando a Eduardo Galeano a diez años de su muerte, bastaría volver a leer Las Venas Abiertas de América Latina para constatar que esas intervenciones americanas (¿antiamericanas?) han sucedido una y otra vez a lo largo de nuestro continente. La democracia más poderosa del planeta ha preferido convivir con dictaduras más o menos sometidas que negociar con otras democracias consolidadas.
Por otra parte, el presidente Donald Trump ha mostrado que es un ludópata del poder y la política. Su afición por los casinos es una metáfora de su forma de entender el mundo: para él, todo es un juego que gana quien apuesta con más fuerza y convicción porque sabe esgrimir sus “leverage” (su influencia, sus palancas, su poder). Hasta ahora, sus fichas se han ceñido al tablero de los aranceles. Pero ya anticipó hasta dónde estaría dispuesto a llegar al designar a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas internacionales y revelar, con desparpajo, que la Casa Blanca no ha descartado ninguna opción para enfrentar a esas organizaciones a quienes se culpa del tráfico de fentanilo.
Si el presidente Trump decidiera intervenir con armas para detener a algunos capos de los cárteles o para destruir laboratorios, casas de seguridad o campos de adiestramiento en territorio mexicano, pondría al gobierno de Claudia Sheinbaum entre la espada y la pared y nos llevaría, como país y como región, a una situación apenas comparable con las que vivimos en el Siglo XIX. La tecnología de esa intervención violenta sería distinta, pero la motivación y la reacción serían las mismas. En materia de poder, casi nada ha cambiado.
De ahí que, aunque una decisión de esa magnitud fuese aplaudida por la mayoría en los Estados Unidos, no tengo ninguna duda de que en México sería reprobada de manera casi unánime. De suceder, renacería el nacionalismo de bandera, tequila y canto; y los cárteles, cuya fama pública se ha ido arraigando tanto como sus redes y tentáculos (véase nomás el éxito de los corridos tumbados), podrían acabar convertidos en héroes patrios para el imaginario popular. Y si Trump quisiera insistir en que esa intervención habría respondido a la complicidad entre el gobierno mexicano y las organizaciones criminales, las consecuencias serían funestas.
No es imposible que eso suceda ni que los esfuerzos diplomáticos de México para lidiar con el ludópata sean traicionados. Pero en ese juego, todos acabaríamos perdiendo.
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Las Candidaturas: Voluntad política