Internacionales
Los conservadores hispanos celebran a Donald Trump… sin él
La coalición hispana que llevó a Donald Trump de regreso a la Casa Blanca es casi tan ecléctica como el baile que lo celebra dos noches antes de que asuma nuevamente la presidencia. El dorado otra vez domina la escena: en los manteles, en los candelabros, en los gafetes, las sillas y el menú. El rumor es que Donald Trump no llegará, estaba jugando golf y arribó por la noche con su familia a un Washington casi helado que ha tenido que cambiar los planes para el lunes, su día de asunción por segunda vez en ocho años, por el frío extremo.
Pero este evento de sábado por la noche es cálido, con una mezcla de inglés y acentos latinoamericanos por todos lados. También es ruidoso, desordenado, a ratos caótico, pero no aburrido. En la audiencia hay líderes políticos locales de Estados Unidos, cabilderos a la espera de señales de lo que viene de la administración Trump, empresarios y algunos artistas. Por un rato, en el enorme salón del hotel Omni en el corazón de Washington desfilaron Carlos Slim Helú; Carlos Slim Domit; Francisco Cervantes, líder del Consejo Coordinación Empresarial (CCE); el senador texano Ted Cruz; y el próximo secretario de salud americano, Robert Kennedy Jr. Pero la primera estrella vino desde América del Sur. Javier Milei, presidente argentino, fue anunciado desde el estrado y decenas se abalanzaron a él en su camino al escenario. El cabello desaliñado, muy a su estilo, sonriendo para la gente y sereno para las fotos, una mano por acá y un beso a una señora que logra evadir a su cuerpo de seguridad. Milei se ha convertido en lo más cercano a una estrella rock de la política de derecha y él lo abraza. “Las mayorías silenciosas están despertando”, sentencia. “La desregulación es el único camino exitoso, es el camino de la motosierra”. ¿Algo realmente nuevo en su discurso? No, pero qué importa. Al final, cuando grita “¡Viva la libertad, carajo!”, la audiencia se le entrega igual, en un grito y un aplauso que refleja que el conservadurismo hispano en Estados Unidos tiene principios que comparte desde su país hasta el Río de la Plata.
Quienes escuchan a Milei tienen suerte, no solo porque hablan español, sino porque el volumen del salón ha sido llevado al tope para ahogar la incesante conversación de cientos de personas que no paran de hablar. Por los pasillos del evento camina Christopher Landau, exembajador de Estados Unidos en México y próximo subsecretario de Estado en Washington. Declina dar entrevista, pero dice que echa de menos México. Cuesta trabajo oírlo porque en el escenario toca con fuerza el Mariachi Vargas de Tecatitlán. En una noche para celebrar a Trump, se canta “El Rey” y “Cielito Lindo” a todo pulmón. La comida es tan variada como los asistentes. En un salón adjunto, carne al fondo, mariscos a los lados, paella al centro y en las esquinas churros, conchas y cupcakes. La hispanidad en Estados Unidos tiene muchos sabores. Es momento de rezar. Un reverendo da una bendición y luego una mujer, vestida en un jumper verde fluorescente canta “God Bless America”. No son aún las 22:00 horas y entre la gente se pierde la esperanza de ver a Donald Trump en vivo, pero quizá venga su hijo. Por lo pronto, que suba Ted Cruz para arengar a una audiencia políticamente cautiva. Vienen, según él, cuatro años y más de un progreso sin igual con Trump en la Casa Blanca, los medios tradicionales se volvieron a equivocar, afirma, y los hispanos resultaron ser más conservadores de lo que se pensaba. El senador grita al micrófono y la gente aplaude más fuerte aún. Cruz, por todas las críticas que recibe en su país, será un nombre clave en la relación bilateral y los hispanos en este evento lo saben.
Como también que Robert Kennedy Jr. sacudirá al sector salud con posturas que hasta hace poco estaban en el margen de la política tradicional de Washington. Aunque en esta ciudad ya nada es inesperado como tampoco fuera de lugar. Pasan las horas y la esperanza de ver a un miembro de la familia Trump mengua. Una banda, “Los Tres de la Habana”, sube al escenario a tocar su éxito de 2024. “Ay, ay, ay, por Dios, “Yo voy a votar por Donald Trump”, repite el coro. Los meseros retiran mesas y se llevan sillas, cuando de pronto aparece él, Donald Trump Jr., delgado, con el cabello impecable y rodeado por el Servicio Secreto. Aunque camina rápido hay quienes consiguen una selfie, otros apenas logran tocarlo y les es más que suficiente. Se disculpa por la hora, manda los saludos de su padre, afirma que es momento de cumplir lo que se prometió en campaña, que está bien ser macho y tener testosterona y no descarta algún día buscar algún cargo político. Y nada más, suficiente para una audiencia que ve en Trump y los próximos cuatro años la reivindicación política que tan elusiva les parecía apenas hace unos años. Don Jr. se va y muchos buscan la salida. Afuera, antes de las escaleras que llevan al lobby del hotel, un puesto con recuerdos exhibe gorras con el típico “Make America Great Again” y playeras alusivas a la inauguración, la segunda, como presidente del magnate. Pero es otra la prenda que llama la atención de varios: en su frente se lee, en inglés: “Dios, Armas y Trump”, en ese orden.
Internacionales
Exsenador pide deportar a Selena Gómez luego de publicar su video sobre migrantes
La actriz y cantante Selena Gómez, conocida por su trayectoria en Hollywood, fue criticada recientemente en redes sociales al mostrarse conmovida por las políticas migratorias propuestas por el presidente Donald Trump.
A través de un video en sus redes sociales, la artista se mostró visiblemente conmovida y expresó su preocupación por el trato hacia los migrantes, especialmente aquellos provenientes de la frontera entre México y Estados Unidos.
Entre las reacciones más polémicas destacó la de Sam Parker, exaspirante republicano al Senado por Utah, quien en su cuenta de X escribió:
Deport Selena Gomez. https://t.co/QkkDIBWBKD
— Sam Parker 🇺🇲 (@SamParkerSenate) January 27, 2025
La respuesta de Selena no se hizo esperar, ya que a través de una historia de Instagram, la actriz abordó el comentario de manera sarcástica, publicando: “Oh, señor Parker, señor Parker. Gracias por la risa y la amenaza”.
Selena Gomez has responded to me. 🤣 https://t.co/kg9qfUJB0z pic.twitter.com/1iipRp7Gbk
— Sam Parker 🇺🇲 (@SamParkerSenate) January 28, 2025
Estos comentarios causaron opiniones divididas en redes sociales, pues algunos internautas defendieron a Selena Gómez, mientras que otros cuestionaron su actuación en la película “Emilia Pérez”, destacando el contraste entre su participación y su reciente discurso político.
A pesar de la polémica, la actriz dejó claro que su intención es apoyar a los migrantes que buscan un mejor futuro.
Columnas
Como anillo al dedo
Opinión de Mauricio Merino | El Universal |
Nadie debería tomar a la ligera la ofensiva del presidente Trump en contra de México y de los mexicanos. No hay duda de que se trata de uno de los episodios más difíciles en la ya de suyo, conflictiva, tensa y desafiante relación que nos ata a nuestro poderoso e invasivo vecino del norte. Las amenazas que hay detrás de las órdenes ejecutivas ya giradas desde la Casa Blanca podrían hacerse realidad en cualquier momento, convertidas en aranceles imposibles, en impuestos y restricciones a las remesas, en violencia militar en la frontera o en las deportaciones o en una intervención directa para capturar a algún líder de los cárteles. La escalada pende de un hilo.
Sin embargo, lo cierto es que los problemas que más nos atribulan no fueron creados ni inventados por la prepotencia imperialista de Donald Trump. La fuerza de los cárteles es el resultado de la debilidad, la corrupción y la impericia del Estado mexicano para hacerles frente. Sí, su éxito financiero también se debe a la existencia del consumo de drogas en los Estados Unidos y a las redes de complicidad que distribuyen allá, en su territorio, las que se producen en el nuestro. Y sí, también es cierto que las armas que emplean los criminales se venden del otro lado de nuestra frontera. Pero el tamaño del problema que hoy vivimos no obedece sino a la impotencia del gobierno mexicano.
Lo mismo debe decirse de nuestra dependencia energética de los Estados Unidos, que no podría explicarse sin reconocer los errores y los excesos cometidos en la gestión de Pemex. O, en otro plano, de la relevancia que han cobrado las remesas enviadas desde allá, cuyo volumen es directamente proporcional a la incapacidad de nuestra economía para ofrecer un horizonte de vida digna a quienes decidieron emigrar y a quienes de manera lícita o ilícita han contribuido tanto o más que los programas sociales del Estado a reducir los márgenes de la pobreza en México. Sin ese dinero, que supera los montos recabados por la exportación de petróleo, y sin sus vínculos con los mercados informales (y con el dinero producido, distribuido y lavado, también, por los cárteles) el gobierno mexicano no podría presumir los éxitos de los que tanto se jacta por la modesta reducción de la desigualdad.
El país ya enfrentaba, mucho antes de la llegada de Trump a este segundo mandato, los barruntos de una tormenta política y social derivada, a un tiempo, de la falta de crecimiento económico (el más bajo de nuestro continente); de la violencia cada vez más extendida por nuestro territorio; y de la fragilidad de nuestro Estado de derecho, corrompido y vulnerado por la codicia y la ambición. Que el crecimiento de México sea mucho menor que su tasa de inflación, que las inversiones privadas se hayan detenido por la ausencia de certeza jurídica y por la expansión de los grupos criminales sin castigo ni control; y que los compromisos financieros asumidos por el gobierno mexicano para sufragar los descalabros de su industria petrolera, sus obras faraónicas y sus programas clientelares de reparto de dinero, estén amenazando ya sus calificaciones crediticias y su capacidad de pago a proveedores y acreedores de corto plazo, no puede atribuírsele a los manotazos del ogro americano.
Empero, la conversación y la deliberación pública del país se han anclado en Donald Trump. Los descalabros de la elección judicial improvisada han pasado a un segundo plano; casi nadie discute el Plan C aunque sus secuelas sigan siendo impredecibles: hay más preocupación por los migrantes deportados que por los pueblos y las familias desplazadas por la violencia criminal; y el gobierno mexicano ha encontrado en la ofensiva del estadunidense el argumento ideal para llamar a la unidad patriótica. Les ha venido como anillo al dedo.
Internacionales
Deportaciones de migrantes ya comienzan a afectar a empresas de EU
Reportan bajas en producción
Las deportaciones ordenadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, provocan temor en las comunidades inmigrantes, pero también «ansiedad e incertidumbre» entre los empresarios que necesitan de esa mano de obra y que denunciaron este lunes que ya observan una baja en la producción.
Según Rebeca Shi, directora ejecutiva de la American Business Immigration Coalition de Illinois, en las deportaciones también han caído «trabajadores esenciales», pese que el gobierno señala que están enfocadas en personas violentas e integrantes de cárteles de la droga.
Los miembros de esa coalición ya han reportado una desaceleración del 50% en sus operaciones, porque los inmigrantes «paralizados por el miedo», no se presentan a trabajar y permanecen en sus casas, según señalaron los empresarios este lunes en una teleconferencia.
«Trump prometió deportaciones masivas y lo está cumpliendo», dijo Shi sobre las operaciones, que el fin de semana dejaron más de un millar de migrantes expulsados.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés) informó de que los procedimientos se han realizado en las ciudades de Atlanta, Austin, Chicago, Denver, Los Ángeles, y en Puerto Rico, pero no hubo mayores detalles de las personas detenidas.
EU necesita mano de obra en el campo y la manufactura
En la conferencia de prensa virtual participaron líderes empresariales como Matt Teagarden, de la Asociación de Ganaderos de Kansas, quien dijo que la mano de obra inmigrante es esencial para su sector y la agricultura en general.
«Los criminales violentos deben ser deportados, pero también se necesitan caminos para legalizar a los inmigrantes que cumplen con la ley y pagan impuestos», dijo.
El ejecutivo reclamó una reforma migratoria que solucione el problema de fondo, porque el país se enfrenta a una encrucijada: «podemos importar trabajadores y continuar produciendo nuestros alimentos en Estados Unidos, o importar alimentos, lo que es un tema de seguridad nacional», dijo.
También están otros aspectos económicos que deberían considerarse, advirtieron los empresarios.
Shi dijo que los trabajadores inmigrantes son del 25 al 50 % de las industrias esenciales de este país, y contribuyen con más de 80 mil millones de dólares de impuestos todos los años.
Su falta haría empeorar la escasez actual de mano de obra, calculada en 1.7 millones de puestos de trabajo en salud, construcción y manufactura, entre otros, y también reducirá en 4.2% el Producto Bruto Interno.
Otro aspecto a considerar es quién sustituirá a los inmigrantes en sectores donde los estadounidenses no se interesan en trabajar.
Tony DiMare, cuya familia trabaja desde hace 97 años en la producción de tomates frescos en California y Florida, dijo que esa industria depende de los inmigrantes para la cosecha manual.
La mayoría proviene del programa federal de trabajadores temporales, porque «los nativos no quieren hacer esa tarea», y cada vez resulta más difícil conseguir extranjeros con los papeles en regla.
En riesgo, el cuidado de ancianos
Los inmigrantes también son esenciales en el cuidado de ancianos y enfermos, un trabajo donde son el 80% de la mano de obra, por ausencia de postulantes estadounidenses.
Adam Lampert, director ejecutivo de una empresa que cuida enfermos en sus hogares en Texas, dijo que las deportaciones van a provocar inflación en el mercado porque será necesario aumentar los salarios para atraer postulantes que no sean extranjeros.
Advirtió de que esa industria «crece rápidamente» y por año se va a necesitar un millón de enfermeros, «que no tenemos domésticamente. Tenemos que buscarlos más allá de las fronteras», dijo.
La coalición que encabeza Shi iniciará la campaña ‘Asegurar nuestras fronteras’, pero también proteger nuestra fuerza laboral, dirigida a la Casa Blanca y al Congreso.
Reclaman que haya «acción ahora», a través de una reforma migratoria y de soluciones equilibradas y bipartidistas, que sostengan el liderazgo y la competitividad global de Estados Unidos.
Además de las poner en marcha las deportaciones, en su primer día en la Casa Blanca, el lunes pasado, Trump firmó numerosos decretos con la intención de designar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras, declarar una emergencia nacional en la frontera entre los Estados Unidos y México y poner fin a la ciudadanía por nacimiento.
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